Comunicación en el Foro Mundial de Mediación 2012

Comunicación a la VII Conferencia del Foro Mundial de Mediación,

Valencia 2012

TITULO: ASPECTOS COMUNES Y SINERGIAS DE LA MEDIACIÓN EDUCATIVA Y LA MEDIACION PENALCON MENORES

Autor: Francisco González

Como buena comunicación, pretendería ser una herramienta para que las personas con dificultades puedan resolver sus controversias cotidianas.

En este caso se desarrolla el contenido para ser usado tanto en los medios educativos como en entornos familiares y de organizaciones complejas.

El trabajo fué realizado con el apoyo de Francisco Martínez Palazuelos, compañero en el Laboratorio de Mediación (2012) de la Universidad JaumeI deCastellón, que fue dirigido por el profesor, psicólogo y mediador Jordi Pérez i Montiel.

Interés por el desarrollo de la Mediación

Cuantos nos preocupamos por la mediación española, tenemos, pienso yo, la convicción de que una de las causas de su atraso – fundamental el atraso en el orden social, educativo e institucional– es la escasa importancia que la educación primaria, secundaria y universitaria le otorga a los conocimientos relacionados con la resolución de conflictos, adaptabilidad al cambio, comprensión de las relaciones sociales y a la asimilación de las habilidades sociales básicas. Ningún graduado en España podrá negar, al recibir su título, que los conocimientos en estas materias puedan catalogarse como estudios superiores: unas cuantas películas comentadas, con una leve experimentación y una casi nula aportación personal.

En algunos casos se observa esto mismo en los propias titulaciones de mediadores, en los que el aprendizaje basado en la propia experimentación es mínimo.

 “(Desarrollo de un marco de prevención primaria)”

Tratamos en este trabajo el establecimiento de sinergias entre la mediación educativa y la mediación penal, estas sinergias son las que nos permiten crear un marco en el que desarrollar una primera línea de prevención primaria.

El fondo de todo conflicto empieza en el nacimiento y desarrollo de las personas, a partir del nacimiento somos potenciales miembros de un conflicto, y es la falta o adicción de determinados elementos en las relaciones familiares lo que incrementa las posibilidades de que el individuo tenga dificultades para la resolución de sus conflictos cotidianos. Por tanto, debiera ser la mediación educativa y en el seno de la familia, el germen de una actitud en los individuos orientada a la solución no adversarial de los conflictos.

Es en la familia donde debemos prevenir desde niños las conductas que prosperarán en el futuro en conflictividad cotidiana. Este nivel de prevención se ofrece desde el entorno educativo, desde el entorno familiar y desde el entorno social, para posteriormente relacionarse con niveles de prevención superiores como son en el entorno laboral, el de las organizaciones complejas y en la consolidación del individuo cuando se haga adulto en mediador en su propio núcleo familiar.

Consistiría esta prevención en la implementación de tres elementos:

El primero seria promover la explicación de las situaciones sociales, por ejemplo para qué se saluda a la gente cuando la ves, para qué se respeta el turno en una conversación, para qué es beneficioso escuchar, para qué sirve trabajar en equipo, todo esto se realizaría con prácticos programas de aprendizaje de habilidades sociales.

El segundo seria fomentar el autoconocimiento de las conductas limitantes y las consecuencias emocionales y conductuales según la respuesta haya sido asertiva, pasiva o agresiva.

El tercero es fundamental para que los otros dos sean efectivos, consiste en implicar en el aprendizaje a un miembro de la familia o del entorno del niño, pero no tiene por que ser el padre o la madre, pueden ser los hermanos o una vecina del lugar donde viva.

Podría ser por ejemplo, un abuelo que se encuentra en otra localidad y que se comunica con él por medios telemáticos y ocasionalmente pueden verse físicamente.

Lo fundamental es que sea una persona elegida libremente por el niño y que pueda estar en contacto con esté en cualquier momento, físicamente o utilizando medios alternativos como telefonía, Internet, etc, son los medios que decidirá cada niño en su caso.

“(La figura de l mentor )”

Una vez que se ha recibido esa primera noción preventiva de actitudes no adversariales para la resolución de conflictos queda un germen que es posible recordar cuando el individuo es adulto. Cuando el individuo está inmerso en el conflicto y no tiene instrumentos de afrontamiento, se puede recurrir a esa relación que tuvo en el pasado en la que resolvía sus controversias con más éxito, la relación con su mentor, con ese maestro que “le entendía”.

Este anclaje es posible realizarlo en todos los individuos si desarrollamos esa línea de prevención antes citada.

Partimos del hecho de que en la sociedad se produce la siguiente paradoja, los individuos que más conflictos sufren, que a su vez son los perceptores en mayor número de los beneficios de la mediación, no son los que más se involucran en los procesos de mediación de su colectivo.

Este componente de la sinergia, que denomino “socialmentoring”, se origina en la figura del mentor social. Este mentor se configura con la promoción de programas en los que se logra motivar a los adultos que están en el entorno social de los menores en conflicto, introducirlos en la formación en habilidades, con el fin de poder desempeñar la función de “mentoring”, que servirá de apoyo a los más jóvenes. Este proceso en los adultos es posible que desencadene un periodo de búsqueda, de curiosidad, que potencia el aprendizaje de nuevas formas de afrontar las situaciones sociales evitando el conflicto.

 “(Conclusiones )”

La mediación educativa es el germen que dará como fruto tanto una aceptación de métodos de resolución de conflictos por vía del dialogo como una actitud de colaboración a la hora de encontrar soluciones ganar-ganar.

Cuando el adolescente o el individuo adulto ha fijado este tipo de anclajes, le facilita el proceso de aprendizaje de las habilidades sociales, aunque nunca las hubiera aprendido, que le conducirán a desarrollar respuestas más dialogantes, en definitiva menos agresivas.

Hay que darle a todo niño la oportunidad en algún momento de su periodo infantil, de interactuar con alguna persona que le muestre formas de resolución de conflictos no adversariales, con éxito, en su propio entorno, que actúen como anclajes, para cuando sea adulto, poder servirse de estas anclas para superar situaciones de conflicto.

El socialmentoring facilita la sedimentación de valores que dotarán de arraigo a las personas, que facilitarán su inserción social, aún careciendo de los más mínimos recursos familiares, pues el mentor social es capaz de solapar el efecto familia.

El mentor social es una persona que atesora valores fundamentales para la convivencia, resorte contra la marginalización en cualquier escala social, potenciador en estados de debilidad, facilitador en el descubrimiento del sentido de la vida. Si esta figura fue desarrollada en la niñez de un individuo, se desarrollarán sinergias que harán que la efectividad de la mediación penal dependa en gran medida de la relación mediadores-mentores.

Espero haberos resultado de alguna utilidad.

Gracias y ¡Hasta el próximo congreso!

BIBLIOGRAFÍA

MICHELSON, L. y otros (1.987): “Las Habilidades Sociales enla Infancia: Evaluación y Tratamiento”. Barcelona: Ediciones Martínez Roca.

IKUJIRO NONAKA, HIROTAKA TAKEUCHI, “The Knowledge-Creating Company”

BEATRIZ VALDERRAMA, “Desarrollo de competencias de mentoring y coachig” Editorial: Pearson Educación (ISBN: 9788483225974)

OTTO KLINEBERG, “Psicologia Social”, Biblioteca de Psicología y Psicoanálisis dirigida por Erich Fromm.